AGRICULTURA

FORMAS, ASIMILACIÓN Y EFECTO DEL NITRÓGENO EN LAS PLANTAS

Seguro que a todos os suena el complejo NPK, donde se encuentran los 3 minerales más importantes en la nutrición de las plantas. Nitrógeno, fósforo y potasio. Pues hoy, como no iba a ser menos, hablamos de uno de los elementos más importantes para el desarrollo de un cultivo, el nitrógeno. En la naturaleza se nos presentan varios tipos, así que ha llegado el momento de desentrañar todo lo que se puede contar de este elemento indispensable.

¡Ojo! No es moco de pavo. Estamos hablando de que el nitrógeno ocupa el 78% del contenido de la atmósfera y el 3% del cuerpo humano. Lamentablemente, no todo lo que hay en el aire pasa a la tierra, por eso tenemos que desenvolver las telarañas de nuestros bolsillos para pagar por nitrógeno que pueda ser asimilado por los cultivos. Bueno…pagar o crearlo.

El complejo NPK que tanto hemos hablado en Agromática constituye el abonado primario de cualquier planta. Forma parte de las proteínas, la clorofila, las hormonas (como las vitaminas), etc. En fin, un componente indispensable.

Una breve historia de este elemento…

Las rocas de las que se componen la Tierra tienen muy poco contenido en nitrógeno. Algo, en cantidades mínimas si las comparamos con otros tipos de liberación de nitrógeno, se libera al suelo cuando se produce la meteorización de dichas rocas.

Sin embargo, lo que realmente es interesante es la fijación del nitrógeno atmosférico (ese 78% del que hemos hablado). Cuando hablamos de fijación a lo que nos queremos referir es a disponer nitrógeno asimilable para los cultivos.

Ese paso del nitrógeno atmosférico al suelo se puede hacer por dos vías. Por un lado estaría el “camino” biótico, aquel donde la actividad de los microorganismos (tanto animales como vegetales) es vital para disponer dicho elemento asimilable. También existe otra vía, la abiótica, donde por medio de la lluvia, nieve, etc., en general, los fenómenos atmosféricos, se produce dicha fijación.

Si tuvieras que escoger una vía de fijación, ¿con cuál te quedarías? Indudablemente con la gran labor que realizan los microorganismos, la vía biótica.

Eso sí, en nuestra tierra no se dan las condiciones óptimas para el desarrollo de microorganismos. Bueno, al menos no para que dichos “bichitos” sean capaces de crear nitrógeno en cantidades suficientes para el desarrollo normal de los cultivos.

 

 

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Su función en las plantas

Desde el punto de vista “común” podríamos decir que el sentido del nitrógeno en las plantas es crear masa vegetal.

Sin embargo, decir esto no es nada técnico, por lo que vamos a añadir algunas cosas más. Así veremos la verdadera importancia de este elemento en las plantas.

El papel más importante del nitrógeno en los cultivos es formar parte de las proteínas vegetales (lo que hemos comentado de crear masa…).

Sin embargo, tampoco podemos olvidar su papel como reserva, ya sea en las semillas (su capacidad de aguantar “viva” sin ser plantada o la energía que necesita para transformarse en planta una vez es sembrada) u otros órganos de reproducción.

¿Y si miramos el punto de vista funcional?

Interviene en todos estos procesos enzimáticos:

    • Oxidasas, catalasas y peroxidasas.
    • Deshidrogenasas
    • Hidrolasas
    • Nucleoproteínas
    • Transforforilasas y transaminasas
    • Carboxilasas

 

Estimula la producción de auxinas, forma la lignina, interviene en la producción de clorofila, etc.

¿Cuántas clases de nitrógeno hay?

La fijación de nitrógeno deja en el suelo una forma orgánica que no es asimilable por ninguna planta. Antes de eso, tiene que pasar por otro “proceso de degradación” por el que pasa de orgánico a mineral. Cuando en un futuro oigas la palabra “mineralización” ya sabrás a lo que se refiere.

Con respecto a dichas formas minerales, se nos presentan dos, que seguro conocerás:

    • Forma amoniacal (NH4+)
    • Forma nítrica (No3-)

 

Lo que tenemos con forma amoniacal, con el tiempo, la acción del clima y los microorganismos pasa a forma nítrica, fácilmente absorbible por las plantas. Sin embargo, todo esto es algo más complejo:

La mineralización del nitrógeno orgánico pasa por varias etapas (aminización, amonización, nitrosación y nitración), y lo podríamos resumir con que el N amoniacal pasa a N nitroso y de ahí a N nítrico.

Aquí interviene de forma indispensable los microorganismos y la calidad del suelo, puesto que sin ellos sería inviable pasar de NH4+ a NO3-. No queda otra cosa, cuidad de vuestros microorganismos del suelo.

¿Cómo absorbe una planta el nitrógeno?

Como se ha dejado cantar anteriormente, las plantas absorben el nitrógeno nítrico. De ahí que muchos agricultores empleen como abonado de fondo nitrógenos de tipo amoniacal o ureico, puesto que se espera de ellos que permanezcan en el suelo el mayor tiempo posible.

Otra cosa que no hemos dicho hasta ahora es que este compuesto puede ser absorbido por la planta tanto a nivel radicular (por las raíces, lo más común) como foliar (en aplicación directa). Sin embargo, lo normal es que la aplicación del nitrógeno se haga por el suelo, tanto en aplicación amoniacal (NH4+) como en nítrica (NO3-).

¿Qué hay del nitrógeno atmosférico?

Aunque no sea lo normal, existen plantas que son capaces de captar el nitrógeno de la atmósfera, reducirlo y transformarlo en aminoácidos y proteínas que servirán para su alimentación.

 

Nódulos de Rhizobium en Vigna unguiculata. Fotografía: Stdout

 

Nódulos de Rhizobium en Vigna unguiculata. Fotografía: Stdout

Según Bermúdez de Castro, estableció los siguientes cultivos como fijadores:

    • Leguminosas (con Rhizobium) como en el cultivo de habas.
    • Líquenes (Peltigera, Lichina, Collena).
    • Azolla-Anabaena
    • Gunnera-Nostoc.
    • Gramíneas con bacterias azotobacter.
    • Gimnospermas con cianofíceas.
    • Simbiosis entre Phsychotria y bacterias.

 

¿Cómo diagnosticar una clorosis de nitrógeno?

La carencia de nitrógeno es, afortunadamente, bastante fácil de detectar. Como este elemento tiene acción sobre la clorofila, su carencia provoca la inhibición de producción del pigmento verde. En consecuencia, tenemos hojas con clorosis completas (recordad la clorosis férrica, típica en muchos cultivos).

Como el nitrógeno está íntimamente ligado con el crecimiento, si una planta presenta carencia de este elemento, nos encontraremos con vegetales raquíticos que terminan por lignificarse pronto.

 

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En general, para mejorar nuestro diagnóstico, con que las hojas viajas son las que muestran los primeros síntomas (clorosis y falta de crecimiento). Esto es debido a que el nitrógeno es un elemento muy móvil en la planta, por lo que se desplaza fácilmente a los puntos de mayor actividad, desde el punto de vista funcional.

¿Y el exceso?

Si hemos sido muy valientes aplicando este compuesto en nuestras plantas, éstas presentarán un crecimiento exagerado, mayor desarrollo de brotes y ramas (mayor multiplicación celular), plantas más tiernas (menos lignificadas), retraso de aparición de partes leñosas, retraso en la madurez, etc.

Por ello, si hay partes “más blandas” en la planta, será más susceptible ante plagas y enfermedades, reducirá el rendimiento de la cosecha, producirá encamado (cereales) o espigado (verduras), será más sensible a la falta de humedad, etc.

Aplicación correcta del abonado nitrogenado

Hay que dedicar especial atención a la aplicación de este elemento tan importante para los cultivos. Si añadimos directamente una forma nítrica al suelo, al ser tan móvil, puede lixiviarse fácilmente, perderse por los movimientos de agua en el suelo y, en definitiva, no fijarse y no aprovecharse como debe. ¿Cuándo utilizarlas? Cuando necesitemos una respuesta rápida del cultivo. La forma nítrica se absorbe muy rápido y produce un rápido estímulo sobre la planta.

Las formas amoniacales sí que quedan retenidas por el complejo adsorbente y, por tanto, el riesgo de pérdidas es menor. Eso sí, ha de pasar a forma nítrica para que sea asimilable por los cultivos. Bueno, no es del todo correcto, no siempre, puesto que algunas formas amoniacales son absorbidas directamente por la planta. Sin embargo, en cantidades muy poco importantes. Por tanto, nos quedamos con que el N amoniacal ha de pasar a N nítrico.

Sulfato amónico

Con este tipo de fertilizante podemos aplicar al suelo nitrógeno en forma amoniacal. Lo bueno que puede tener es que aporta azufre al suelo y viene bien para suelos de naturaleza básica. Eso sí, absténganse aquellos que de por sí tengan un pH ácido.

Nitrato amónico

El nitrato amónico goza de interés cuando se intentó dar salida a todos los explosivos de la Segunda Guerra Mundial. Tiene una riqueza de entre el 33,5 y 34,5 %, por lo que aporta una buena cantidad de unidades fertilizantes al cultivo.

Es un abono muy utilizado dado que ese 33,5 % se reparte en un 50% como N amoniacal y el otro 50 % como N nítrico

¿Sólo hay estos abonos con contenido en nitrógeno? Totalmente en desacuerdo. En el mercado tenemos actualmente un montón de productos que contienen nitrógeno. El nitrato potásico, el nitrato magnésico, el fosfato monoamónico, las soluciones nitrogenadas, el nitrato cálcico, etc.

Urea

La urea es una forma química de diamida del ácido carbónico. Digamos que estaría, dentro del proceso de nitrificación, en lo más alto. La urea se descompone en amonio y este, a su vez, en nítrico.

Tiene una riqueza mínima del 46 %, por lo que cuando se aplica al cultivo se añade una cantidad importante de unidades fertilizantes al suelo.

 

FUENTE: agromatica.es Y AGRICULTURERS

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