INTERÉS GENERAL
FLORES QUE ESCOGEN A SUS POLINIZADORES
En lugar de esperar pasivamente a ser polinizadas para formar la siguiente generación de semillas, algunas plantas parecen reconocer los mejores pretendientes y los escogen para aumentar su éxito reproductivo, según un estudio publicado por investigadores de la Universidad estatal de Oregón y del Instituto Smithsoniano.
El equipo descubrió que las vistosas flores rojas y amarillas de Heliconia tortuosa, una planta tropical, reconocen ciertos colibríes por la forma en que los pájaros extraen el néctar de las flores. Ante esa señal, las plantas reaccionan y permiten que el polen germine, lo que en última instancia aumenta las posibilidades de formación de semillas. «Hasta donde sabemos, estos resultados proporcionan la primera prueba del reconocimiento de los polinizadores por las plantas», comentan los autores.
En la Estación Biológica Las Cruces en Costa Rica, intentaron primero polinizar manualmente plantas de Heliconia. Aunque tal método se utiliza con frecuencia en la propagación artificial de las plantas, los investigadores quedaron desconcertados por su falta de éxito. Así que en un recinto cerrado, un aviario, expusieron la planta a seis especies de colibríes y una mariposa. Descubrieron entonces que dos especies de aves, el colibrí morado (Campylopterus hemileucurus) y el ermitaño verde (Phaethornis guy) lograban un éxito superior al 80 por ciento en la fecundación de las plantas (medido a partir de la abundancia de tubos polínicos presentes en la flor).
Estas dos aves presentan picos curvados y largos que les permiten alcanzar el néctar, mientras que el resto posee picos más cortos y no pueden extraer tanta cantidad de néctar. Las dos especies de colibríes más eficaces también comparten otra característica. En comparación con las otras cinco especies, suelen moverse por un territorio más amplio. Los investigadores plantearon la hipótesis de que, dado que las especies de largo alcance tienden a recoger el polen de las plantas más distantes, el polen exhibiría una mayor diversidad genética y mejoraría la aptitud competitiva de la planta.
El mecanismo pudo haber evolucionado para que la planta pudiera escoger a los polinizadores que trajeran polen de alta calidad, procedente de otras plantas no emparentadas con ella, lo cual supone un enorme ahorro de energía. Si cada vez que recibe polen se dedica a producir una semilla y un fruto, invertiría mucho esfuerzo con un polen que tal vez procede de una planta vecina, con una dotación genética parecida a la suya.
Los ejemplos de coevolución de plantas y polinizadores se conocen desde la época de Charles Darwin, pero los mecanismos que subyacen a estas redes apenas se entienden. Ser exigente para favorecer una mayor diversidad genética del polen también entraña cierto riesgo, según los autores. Si los polinizadores preferidos dejan de visitarlas por cualquier razón, como a causa de alguna alteración ambiental, las plantas no se podrán reproducir con la misma facilidad y podrían entrar en declive.